Ante el avance de la cultura de la muerte (aborto, eutanasia, eugenesia) muchos médicos están optando por inscribir sus nombres en registros de objetores de conciencia. Estos execrables actos de"autolisis" por parte del ser humano contra sí mismo van en contra de la esencia misma de la medicina y su desarrollo humanista, y son un signo de retroceso y no de progreso como quieren hacernos ver. El gobierno no está de acuerdo en que los profesionales se nieguen a ser su brazo ejecutor, por lo que ha decidido empezar su campaña contra la objeción de conciencia médica. Ya el otoño pasado alguna representante de la ciudadanía declaró en la desaparecida comisión del aborto que había que "regular el derechos de objeción de los médicos". Recientemente, el ministro de Justicia, D. Francisco Caamaño, ha arremetido contra la objeción médica tachándola de "desobediencia civil". El colectivo médico a favor de la vida no se achanta ni se va a dejar amedrentar ante ninguna medida de coacción por parte de éste o cualquier gobierno.
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